En estos tiempos que corren, ¡ como corren !, todo va tan deprisa que muchas veces pasamos por alto las cosas más superfluas, pero que a la vez más nos hacen disfrutar sin darnos mucha cuenta de ello.
En esta afición nuestra, la pesca, casi todos nosotros actuamos de una manera muy programada, llegamos al río y nada más bajar del coche la prisa nos invade por completo y queremos ser los primeros en lanzar nuestro señuelo para poder sacar algún pez y así calmar nuestro «mono» de pesca, vamos siempre deprisa, deprisa… y muy pocas veces nos paramos a contemplar lo que nos rodea y que es al fin y al cabo de lo que debemos disfrutar.
Ese rocío entre la hierba por la mañana, ese aroma a hierba recién segada en el mes de junio, ese sol asomando y queriendo salir, los pajarillos cantando y revoloteando ajenos a nuestra actividad, son cosas que pasamos por alto la mayoría de las veces porque nuestra mente está solamente fija en cuantos peces voy a sacar hoy del río.
Las orillas del río con sus pedreros, sus chopos del país, sus álamos, los prados de la orilla con sus saltamontes y su ganado pastando plácidamente, aquel viejo gavión en la orilla o ese puerto de palos en medio del río, esas gravas con sus cantos rodados llenos de vida bajo ellos, el mismo río con ese pozón tan bueno o esa tablona que discurre entre los alisos proporcionándonos sombra en nuestra jornada, son otras de las cosas que nos hacen disfrutar y que la pesca tenga ese encanto especial que nos atrae a todos nosotros.
Muy pocos de nosotros nos paramos alguna vez a disfrutar de todo esto de una manera continuada ya que nuestra mente está en otra cosa, va tan deprisa como el tiempo que vivimos y no se para a pensar en lo que tenemos delante. Ir al río, bajarse del coche, respirar muy hondo, sentarse en la piedrona de la orilla y contemplar plácidamente toda la vida que nos rodea es algo que no tiene precio y que todos debiéramos hacer, poder sentir lo que nos rodea y en ocasiones no sentir nada como cuando «el río está dormido«. Estas son las verdaderas cosas que hacen sentir la pesca de una forma especial, la hacen especial por ello.
Al igual que el soneto De repente, de Lope de Vega ……
*Un soneto me manda hacer Violante-y en mi vida me he visto en tal aprieto; catorce versos dicen que es soneto, burla burlando van los tres delante.……………………
Nuestro amigo, Lachís va tejiendo en su Blog, los Recuerdos y Sensaciones que Chema en su día, tuvo el acierto de escribir, dejándonos algo de lo que en realidad hemos vivido en nuestra dilatada vida de pescador, del amor que sentimos por la naturaleza que nos rodea,
Van saliendo, puntuales, los esperamos con apetito; pero de lo bueno poco y me quedé con ganas de más……
Pasamos ya el Ecuador de esta publicación, pero quedan muy buenas lecturas todavía que estamos deseosos de releer y de las que nunca nos cansamos; cuando comenzaron a ver la luz, nos quedamos sorprendidos, estaba visto que Chema había encontrado la Musa que le guiaba, y le iluminaba al escribir sus relatos, quizás en sus salidas al río, al que bien pudiéramos llamar el Río de su vida, su querido Omaña, que linda con tierras donde pasó su niñez, si seguro que fue allí el encuentro, al ver el tremendo amor por aquella naturaleza que tan bien conocía.
Solo me queda por decir, que no es corriente que alguien como Chema, de rienda suelta a sus sentimientos, relatándolos como él lo siente, dejando hablar al corazón, con humildad, sin otras pretensiones que la de inculcar a nuestros hijos, sobrinos y amigos, este Arte que no se compone solamente de pescar truchas, sino de contemplar todo lo que rodea a nuestros ríos, de sentirlo, de cuidarlo y proteger eso que puso Dios para nuestro deleite; dejémoslo como lo conocimos, sin mancharlo…..y seguro que volveremos a casa, sino con truchas si con la cesta cargada de ilusiones.
Gracias amigo Venancio por tu seguimiento, todos tenemos que dar las gracias a Chema por su forma de meternos en el río y hacernos sentir esas sensaciones a sus orillas, sin palabras rebuscadas ni falsos argumentos…con naturalidad, como la vida misma.
Un abrazo compañero.