El Sonido del Río

 

Si tuviera que escoger entre todos los sonidos elegiría el del río. Porque ese murmullo continúo del agua se convierte en la música celestial que me lleva entre nubes y paisajes a ese remanso de paz que anhelo. Es el sonido más agradable y relajante que en la naturaleza existe.

 

El susurro del agua entre las piedras descubre el río, cuando te acercas a la ribera de un río escuchas como un rumor lejano que al aproximarte se convierte en un estruendo maravilloso de agua brava y caudalosa, que al salvar desniveles y obstáculos nos canta siempre una  bella canción. El más pequeño de los riachuelos es un espectáculo libre y natural. Su fluir eterno, su belleza, su frescor y su continuo murmullo te trasladan al mundo de los sueños y ahí, compañero pescad@r, somos libres…libres como los peces, los pájaros…libres como el viento.

 

Cautivado por mi afición lanzo mi señuelo una y otra vez mientras escucho en silencio al río y me siento atraído por su música, por los colores del agua y por su fuerza. Es un hechizo del que no puedo ni quiero escapar. Aquí, así, libre mi mente…deseo que se pare el mundo y seguir pescando para siempre. Es una sensación incomparable, es la convivencia del alma y la imaginación, es una armoniosa melodía que me fascina.

 

Primero oyes el río, luego lo escuchas y más tarde lo sientes. Es ahí cuando la armonía se completa. Al susurro del agua se unen otros sonidos que hay que distinguir y sentir.
 Solo el PESCAD@R apasionado escucha el viento entre las hojas, el trino lejano de un pájaro, el zumbido de algún insecto, un chapoteo ocasional o un reptil que huye…, a veces tan solo son sensaciones;  las flores expandiendo su olor, la hierba creciendo, el vapor del agua,  la neblina que se aleja, el planeo de una ave rapaz o el silencio del atardecer. Esto, todo esto, es la sinfonía perfecta para el alma de ese pescad@r que se encuentra con la felicidad del momento sin otro ánimo que disfrutarla. Es un regalo de la naturaleza por ser parte de ella, porque estás ahí en ese instante y porque lo necesitas. Disfrútalo…Agradécelo.

 

Una ribera siempre bella hace que esa resonancia se pierda en tu alejamiento y sientas que esa perpetua corriente se lleva los sonidos a otro lugar, pero no tienes más que aproximarte para que de nuevo el rumor vuelva y su sonido lo invada todo de una forma placentera y agradable.

 

He cerrado los ojos y estoy ahí…a la orilla de ese río, oliendo a verde, a frescor y escuchando esa eterna canción que me cautiva, que me sosiega… es el embrujo del río y la naturaleza.

 

Si tuviera que escoger entre todos los sonidos, elegiría el del río.