La pesca en pareja
Despedimos la temporada en el río Luna.
Primero, socios y simpatizantes de Pescaleón, efectuamos una limpieza en las proximidades de la Magdalena, para a continuación dividirnos por parejas y pescar ese mismo tramo.
Cuando escogí a Álvaro, como compañero para esta jornada, su cara se iluminó y en ese instante supe que la jornada iba a ser extraordinaria.
La pesca en pareja, con un compañero con movilidad reducida, es una enseñanza que nadie debía de perdérse, pero para  que os voy a engañar, no es nada fácil, hay que buscar una zona que se adapte y que haya posibilidad de pescar algún pez, un lugar donde se sienta cómodo y seguro sin forzar sus limites.
Pescar así en pareja es como un buen matrimonio, tienes que llegar a donde el no puede y siempre respetando sus conocimientos y opiniones. Tienes que cambiar las grandes pretensiones de la pesca por esa mirada de agradecimiento, por esa sonrisa que ilumina su cara y  te hace sentir bien.
Luego cuando los demás cuentan las truchas capturadas, algo normal en pesca, nosotros hablamos de lo que nos costó anclar la silla, como fallamos la única cebada que vimos, del pájaro que trinaba en la otra orilla o que gracias al puente no nos mojamos. Hablamos de emociones, de estar juntos, de escoger esa mosca que no pescó y de que difícil es pescar lanzando siempre al mismo sitio.
Pero cuando ves que tu compañero es feliz con tan poco, tu, ya tienes el premio, ya has pescado la trucha trofeo, ya nadie te puede mejorar.
Ya tengo compañero para mucho tiempo.
 
 
Gracias por todo Álvaro.

 

Nuestros compañeros de pesca, con movilidad reducida, necesitan sitios adaptados y en lugares con posibilidades ciertas de poder pescar algún pez. Como veis, a pesar de los avances de los últimos tiempos en cuanto a la supresión de las barreras arquitectónicas todavía quedan muchas cosas por hacer.