La pesca en pareja
Despedimos la temporada en el río Luna.
Primero, socios y simpatizantes de Pescaleón, efectuamos una limpieza en las proximidades de la Magdalena, para a continuación dividirnos por parejas y pescar ese mismo tramo.
Cuando escogí a Álvaro, como compañero para esta jornada, su cara se iluminó y en ese instante supe que la jornada iba a ser extraordinaria.
Primero, socios y simpatizantes de Pescaleón, efectuamos una limpieza en las proximidades de la Magdalena, para a continuación dividirnos por parejas y pescar ese mismo tramo.
Cuando escogí a Álvaro, como compañero para esta jornada, su cara se iluminó y en ese instante supe que la jornada iba a ser extraordinaria.
La pesca en pareja, con un compañero con movilidad reducida, es una enseñanza que nadie debía de perdérse, pero para que os voy a engañar, no es nada fácil, hay que buscar una zona que se adapte y que haya posibilidad de pescar algún pez, un lugar donde se sienta cómodo y seguro sin forzar sus limites.
Pescar así en pareja es como un buen matrimonio, tienes que llegar a donde el no puede y siempre respetando sus conocimientos y opiniones. Tienes que cambiar las grandes pretensiones de la pesca por esa mirada de agradecimiento, por esa sonrisa que ilumina su cara y te hace sentir bien.
Luego cuando los demás cuentan las truchas capturadas, algo normal en pesca, nosotros hablamos de lo que nos costó anclar la silla, como fallamos la única cebada que vimos, del pájaro que trinaba en la otra orilla o que gracias al puente no nos mojamos. Hablamos de emociones, de estar juntos, de escoger esa mosca que no pescó y de que difícil es pescar lanzando siempre al mismo sitio.
Pero cuando ves que tu compañero es feliz con tan poco, tu, ya tienes el premio, ya has pescado la trucha trofeo, ya nadie te puede mejorar.
Ya tengo compañero para mucho tiempo.
Gracias por todo Álvaro.
Nuestros compañeros de pesca, con movilidad reducida, necesitan sitios adaptados y en lugares con posibilidades ciertas de poder pescar algún pez. Como veis, a pesar de los avances de los últimos tiempos en cuanto a la supresión de las barreras arquitectónicas todavía quedan muchas cosas por hacer.
Qué razón tienes, Lachis. Yo, que estuve cerca de ti, cuando me dijiste que llegaba Alvaro, sabía de tú gozo, pero más el de él. Enhorabuena, sabes elegir pareja.
Con estas persona se aprende a valorar mucho más todo.
Un abrazo.
No tengo palabras amigo Lachís, para decirte que comprendo lo que sentís en esos ya muchos momentos que habéis compartido juntos.
Es algo que solamente una vez tuve el placer cuando nos dimos aquel abrazo inolvidable, el día del socio del Año, de tener entre mis brazos a quien me Felicitaba sin palabras, pero notaba lo que me quería decir, he pasado por ello y es difícil de expresar el sentimiento, el calor de aquel momento.
Supongo que lo vuestro, a la orilla del río es algo similar, el estar acompañado de su amigo de aquella jornada, lo expresa a su manera y se le nota en su cara que irradia Felicidad y agradecimiento, él se da cuenta de lo que ocurre en el agua y escucha ese rumor de la corriente, esos cánticos de los pajaritos que nos alertan y presencia esos momentos en que algún insecto emerge y acto seguido desaparece en la boca de la hábil trucha, nada le distrae le gusta presenciar todo eso al lado de su amigo y con la seguridad que le proporciona.
Solo con mirarle notas esos sentimientos que no puede expresar pero que transmite perfectamente.
Gracias por hacerle Feliz una vez más amigo y Gracias Álvaro por estar entre nosotros y darnos también una lección de humildad.
Un abrazo a los dos.
Todo el merito es de Álvaro que son su fuerza y obtimismo nos trasmite esas sensaciones que necesitamos para vivir.
A veces ese premio extra que te encuentras en el río está en esa sonrisa y o en el simple vuelo de una efemera.
Un abrazo