Recuerdos y sensaciones a la orilla del río
José Mª Villarroel Díez (Chema)
Las noches de sereno
   Otra vez llega junio y  la vida en las riberas de los ríos cobra su máximo esplendor, los chopos llenos de hojas verdes que nos darán sombra cobijándonos del sol abrasador, los ríos con un caudal excelente, la hierba alta y a punto de ser segada cobijando a multitud de insectos que más tarde siguiendo su ciclo vital el que más o que menos irá a parar al río y consumido por las truchas al acecho.  En este mes los pescadores de mosca, ahogada o seca, tenemos una cita obligada con el río y sus truchas. Salimos cargados con más ilusión si cabe a disfrutar del río y dejamos que la naturaleza nos envuelva para ser un componente más de ella y de esa forma llenarnos de vida junto a todo eso que nos rodea y que el tiempo desapacible del invierno no nos ha dejado ver.
Llegado junio una de las modalidades de pesca más apasionantes y bonitas es la pesca al sereno, las tardes se hacen especiales cuando el sol deja ver sus últimos rayos despidiéndose hasta el día siguiente de nosotros, en ese momento una nueva actividad de seres  y sensaciones recobra vida. Multitud de insectos revoloteando por encima del río, un aroma a hierva a veces recién segada, los sapos con su cli, clo, cli, clo cantando si parar, el calor sofocante se transforma en ligera brisa que nos agrada y hace que percibamos con todos nuestros sentidos este cúmulo de circunstancias.
 Llega el sereno y con él otra forma de entender la pesca, las truchas que durante el día habían permanecido escondidas salen ahora al refugio de la noche a alimentarse de todo aquello que cae a la superficie del agua. El pescador aprovecha esta ocasión para presentar su cuerda de saltonas y mosquitos salmones, carnes, cascudos… a unas truchas más confiadas y que harán que esos momentos sean inolvidables. El sereno tiene algo de especial que hace que el pescador se le olvide las prisas, da paso a la meditación, al pensamiento y percibe con más intensidad todo aquello que durante el día pasa inadvertido y muchas veces ni nos damos cuenta de que existe. Un buen sereno siempre nos dejará un buen sabor de boca y lo recordaremos más si cabe si ha sido bueno en capturas de calidad, los mosquitos son algo diferente, las saltonas por ejemplo, es emocionante pescar con una cuerda de saltonas y verlas subir con fuerza y vigorosidad. Muy buenos ejemplares se consiguen en un buen sereno y muchos otros se nos marcharan a veces con cuerda y todo, pero la circunstancia y el momento llenan y cumplen con creces nuestros objetivos; pasar un rato agradable pescando al sereno.
Por eso este mes tenemos que ver cuando hay un buen sereno y si podemos no dudemos en disfrutarlo, no por el hecho de sacar truchas si no por el momento mágico del que seguro vamos a disfrutar y recordaremos durante mucho tiempo.
Sensaciones especiales, aromas agradables, sonidos de diversidad de seres vivos, contemplar las estrellas en el cielo y su luna, relajarse y disfrutar a tope del momento, y si hay suerte de las truchas, todo esto es la esencia de lo que deberemos de disfrutar de las noches de sereno.

Noches de sereno