Recuerdos y sensaciones a la orilla del río
José Mª Villarroel Díez (CHEMA)
Aquellas maravillosas truchas
Cuando vamos de pesca todos soñamos con capturar un buen ejemplar que sea combativo y que nos de esa alegría en forma de grandes tirones a nuestra caña, una vez capturada podemos seguir disfrutando del lance viendo a esa hermosa trucha con todos sus colores y sobre todo sus numerosas pintas rojas antes de devolverla al agua o meterla en nuestra cesta siempre que nos esté permitido.
Se suele decir que por el humo se sabe dónde está el fuego y también podemos decir que por la coloración de las truchas sabemos a qué río pertenecen. Hoy en día es muy difícil saber con exactitud a que río pertenece una trucha mirando su coloración, su forma, todo esto es debido a muchos factores principalmente repoblaciones con trucha de genética no perteneciente al río que se repuebla, cambios de truchas de un río a otro de distinta clase de aguas y paisajes, alteraciones en la vegetación de las riberas…etc.
Pero hubo un tiempo en que las truchas eran autóctonas de verdad, cada río tenía su «clase» de trucha y las truchas de cada río adquirían su coloración característica de ese lugar en donde habitaban, pues al fin y al cabo la trucha no tiene esos colores porque sí, sino que también los tiene para poder camuflarse de sus depredadores y pasar desapercibida.
Hace unas décadas se podía saber con una exactitud casi del 100% a que río pertenecía una trucha con sólo mirar su coloración y forma, cada río tenía la suya porque eran truchas de «río, río», autóctonas de verdad.
Así por ejemplo el Esla, sus truchas eran verdosas y carecían totalmente de pintas rojas solamente presentaban alguna negra.
En el Porma las había de 2 clases unas que eran plateadas y con los mofletes azulados, una preciosidad de trucha, con todas sus pintas rojas y otras truchas en su parte más baja que presentaba un lomo tostado oscuro y su librea era amarillo tostado con alguna pinta roja pero sin mofletes azulados y la cabeza más negra,  igual que las del Porma. Las del Torio con sus pintas rojas y negras muy fininas y muy distribuidas por su cuerpo y cabezonas grandes y negras.
Las del Omaña, toda una preciosidad, muy amarillas y con sus pintas rojas bien marcadas y combinadas con otras pintas de color marrón y sus mofletes azul pálido. 

Y así podíamos seguir….  A cada río una clase de trucha, pero también dentro del mismo río existían coloraciones diferentes, marcadas si las truchas estaban en pozos profundos, en corrientes soleadas o en tablonas con mucha vegetación por las márgenes, pero siempre respetando la coloración característica de ese río.
Otra cosa que llamaba la atención de aquellas truchas y que era muy característico en las truchas totalmente autóctonas era que en su boca en el mismo morrito lo tenían de otro color, como si se lo hubieran pintado con pintalabios, tenían un color amarillo pálido casi blanco y a veces formando hasta un verdadero callo en su boca. Esto era producido por el roce que hacían con su boca al remover las piedras del fondo del río para rebuscar el cebo con que alimentarse y en ocasiones levantando piedras de considerable tamaño para ellas Esta característica la solían tener más marcado las hembras que los machos ya que estas tienen el morro más chato que ellos. Otra cosa de aquellas truchas eran las hermosas pintitas negras semi-transparentes que tenían en su cola, eran una preciosidad (Órbigo y Porma sobre todo).
Las más grandotas y gorditas solían tener unas pintas muy particulares que consistían en: una pinta muy roja protegida por una orla blanca y esta a su vez por otra orla de color tabaco fuerte, era toda una gozada ver aquellas truchas con esos colores sobre todo las del Esla bajo y Órbigo bajo ¡qué recuerdos madre mía!.
Hoy como veis todo ha cambiado mucho y en un mismo río podemos pescar truchas de 40 razas diferentes que muy poco tienen que ver con las que había antes en ese sitio. 

Así que ya sabéis, cuando vayáis a un río a pescar fijaos bien en el color que tienen las truchas y con un poco de observación podéis saber si son de ese río o repobladas pero por mucha sangre de río que lleguen a tener esas repobladas nunca llegaran a ser como AQUELLAS MARAVILLOSAS TRUCHAS.