Quedada sin caña.

Nuestro sitio está en el río, al aire libre, bajo la luz del sol. Que sigan los demás en las urbes. Nosotros en la naturaleza, con celoso cuidado, atentos y seguros, ya presentimos el espectáculo con la alegría de las primeras cebadas. 

Cesar, Pedro, Chaquí, Javi y Lachis admiramos los ríos por la serenidad que nos trasmiten, por la amplia gama de colores, por su fresca fragancia, por los seres que los habitan y por todo lo demás que estimula nuestros sentidos y nos hace gozar. Así que un día más decidimos visitar nuestros ríos favoritos y el entorno natural.

Empezamos por visitar una zona del río Torío. Pedro enseguida avisto varias truchas y nos las mostró. Finalizadas las frezas ya están situadas en sus comederos habituales. Del Torío pasamos al Curueño, también vimos a nuestras amigas las pintonas y nos sorprendió ver como algunas comían en superficie. Aquí, lamentamos la poca agua que circulaba por su cauce para esta época del año.

Territorio Pesca

Luego le llegó la hora al río Porma, que con su regulación a la baja también nos dejó ver alguna que otra trucha. Después del obligado trago de agua en la fuente de Boñar llegó la hora de descansar y comer.

Los montadores-artesanos que me acompañaban no podían pasar sin una visita a un novedoso corral de cría de Gallos de León instalado cerca del río Porma y próximo a Boñar, pero guardando la distancia establecida.

Javier Escanciano, un apasionado de los Gallos de León, decidió un buen día dejar atrás su vida de ciudad y dedicarse a la cría de los gallos y a la venta de la pluma para la confección de las moscas artificiales para la pesca. Es criador de Gallo Indio y Pardo de León y propietario de la Casa Rural El Rincón del Pescador.

Javier, nos dedica su tiempo con gran profesionalidad y tras poner las calzas reglamentarias nos deja acceder a sus novedosas instalaciones. Así que entre los Pardos – corzuno, sarrioso, flor de escoba, langareto, y los Indios – negrisco, el acerado, el rubión, el palometa y el plateado…se nos fue la tarde.

Gracias, Javier Escanciano por tu amabilidad y esa fuerza que pones para que los Gallos de Pluma de León no desaparezcan.