Pescar, pescar y volver a pescar.
 Pescar es vivir el río y que la pesca signifique muchas otras cosas a parte de la difícil y complicada tarea de capturar pintonas. Es ir al río a gozar y de paso a pescar, es apasionarse con el ruido permanente de sus aguas y aprender de sus silencios y murmullo, disfrutarle y al mismo tiempo respetarle para que mañana sea igual que hoy.
 Pescar sin lanzar demasiadas veces en el mismo lugar, no hacer demasiados planes y dejar que las cosas simplemente fluyan, recorrer río y gozar de la naturaleza. Es conocer bien donde comen y allí proponerles el engaño, que no hay picada cambiar de lugar y seguir intentándolo.
Pescar es un más arte que ciencia y esto es una de las muchas razones que hacen de la pesca de la trucha un verdadero culto para los amantes de la caña en los ríos de montaña.
 Hoy tocó pescar a ninfa, mi humilde opinión es que esta pesca es muy similar a la de cebo corrido;  Se trata de rastrear los fondos de las corrientes y dejar derivar las ninfas o perdigones manteniendo la línea tensa para dar vida a las imitaciones y poder clavar ante cualquier toque del pez. El lance debe hacerse lo bastante por encima de la posición que imaginamos está la trucha, así las ninfas irán bajando gradualmente hasta posicionarse a la altura de la zona que queremos pescar.

 

Los ríos naturales se empiezan a normalizar y ya podemos…  pescar, pescar y volver a pescar.