Pescar emociones.

 El río es un ecosistema tan importante y complejo que si comprendes como funciona todo se te hará más interesante y placentero. Seguramente este sea el secreto para disfrutar de una gran jornada de pesca, el saber cómo funciona y el por qué de las cosas. Para sentir el río y sus riberas hay que mirar con interés, fijarse en todo lo que te ofrece y no solo pensar en los peces, que aunque son los principales protagonistas, hay mucho más que disfrutar.
Del río siempre aprenderás algo, pero nunca lo sabrás todo.
Cuando una trucha salvaje coge tu mosca y la sientes al otro lado del hilo… la adrenalina corre y los sentimientos fluyen, son instantes, son imágenes…es la magia de la pesca que te llena de emociones. Pero eso nunca lo es todo.

 

Disfrutar de la naturaleza gracias a la pesca es de lo más gratificante que puedes encontrar.

 

No ganarás medallas, ni reconocimientos…solo emociones, pero eso nadie lo puede comprar… no tienen precio, no caducan…son para siempre.

 

Luego, esas reservas de emociones te alivian la rutina cotidiana y son la energía que precisas para seguir, para seguir adelante por la vida. El secreto para lograr esas emociones solo depende de las metas que te pongas. Si cuando te haces al río, con la caña como compañera, vas pensando en las grandes pretensiones de la pesca, muchos peces y grandes, las sensaciones desaparecen siempre que te alejes de esos objetivos, pero si embocas el sendero con el cupo ya hecho todo lo que observes te emocionará.

 

Cuando una gota de rocío te refleje una luz especial, cuando el sonido del agua te transmita relajación, cuando un pájaro te regale su trino, cuando un alevín te muestra su viveza, cuando sueltas una trucha y se va río adentro, cuando un insecto es arrastrado por la corriente…cuando, cuando vivas estas sensaciones párate, observa y disfruta, y no te obsesiones con los peces o no veras esos pequeños detalles, y a veces, amigo pescador, con eso ya es suficiente.

 

Por eso, por todo eso, uno es pescador…el río, los peces y todo lo demás están siempre en nuestras vidas y nos hacen volver, una y otra vez, en busca de emociones, en pos de nuestros sueños. Y ahí, en los sueños, somos libres, libres como el viento.
Disfruta la naturaleza, llévate solo emociones y respeta todo lo demás.