La  cesta  delatadora  
No recuerdo bien la fecha de aquella tarde, pero no hacía mucho que se había abierto la veda, la tarde nublada se presentaba propicia y así fue que nada más salir del trabajo me fui a pescar. Aunque por aquel entonces, año 1980, la hora no se cambiaba, las tardes en el río se hacían cortas. Decidí, por proximidad, ir al río Torío y nada más pasar Garrafe cruce el puente que va a Manzaneda. Ahora ahí, al pasar el puente a la derecha, hay una chopera, pero por aquel entonces era un prado con una ancha entrada que lo separaba del río.
Espere que saliera un Seat-850 verde-camuflaje y como llevaba la ventanilla abierta le pregunte que si había estado pescando y que tal…pequeñas, solo salen que pequeñas… y se despidió.
Recorrí por la ribera unos 150 m. para dejar el coche al lado de unas salgueras,  me calce las botas y me puse a coger cebo.
Una vez cumplimentada la gusarapera armé la caña y me dispuse a pescar. No me había separado del coche más de 5 m. cuando vi una cesta de pesca sobre unas piedras. Pensé que sería  de un pescador que estaba por allí cerca pescando o haciendo otros menesteres.
Cierto resulto la respuesta del pescador del Seat, solo salían pequeñas y aunque la medida era de 19 cm no conseguí sacar ninguna reglamentaria. Esto, lejos de provocarme apatía, me motivo y me recree en coger y soltar.
Cuando decidí regresar al coche me acordé de la cesta percatándome de que no había encontrado ningún pescador más, se habría marchado o estaría río arriba, pensé. Pero para mi sorpresa, cuando llegue al lugar, allí seguía la cesta. Recogí los bártulos y luego di unas voces por si había alguien cerca o le había pasado algo. Nada, nadie respondió. Pensé que también podía ser del pescador que marchaba cuando llegué. Fue entonces que decidí recogerla y entregarla a la Guardia Civil de Garrafe, de aquellas había Cuartel, abrí la cesta e intuí  que dentro había algunas truchas entre hiervas y una bolsa plástica.
La entregue en el Cuartel, les dije que había truchas dentro, me cogieron el nombre y me fui dirección León. Al incorporarme a la carretera vi de nuevo al Seat-850 de camuflaje y creyendo que seguramente venia a buscar la cesta le seguí. Efectivamente resultó que era de él que la había dejado olvidada a la hora de marcharse y no se había dado cuanta hasta que llegó a casa. No puso muy buena cara cuando le dije que la había llevado al Cuartel o eso me pareció. Bueno pues habrá que ir a por ella, me contestó. Nos despedimos y me fui.
Pasaron unos días y casualidades de la vida me volví a encontrar con él, en el mismo lugar, cuando le pregunté si había recogido la cesta me dijo que sí, pero siguió a lo suyo sin apenas hacerme caso. Le quedé mirando extrañado, no era un comportamiento normal, aquello me alertó y dude de que me estuviera diciendo verdad y más aun cuando me percaté que llevaba una cesta reluciente, nueva.
Así que cuando finalicé la jornada de pesca me pasé por el Cuartel a ver que había sido de la cesta.

 

Cuando le pregunté al Guardia de puertas por ella se echó a reír y me dijo que nadie la había venido a buscar. Qué raro si el que la olvidó me dijo que la había recogido, le contesté. Pues no y nos gustaría que viniera para denunciarlo.
Y eso?.
Tenía cinco truchas y ninguna daba la medida.

 

Charlamos un buen rato y sé que la historia no acabó aquí…