Escapadas de Pesca, desde Cuenca a León.
Muchos son los pescadores que desde distintos lugares realizan escapadas frecuentes para pescar en los ríos de León, pescadores cualificados, respetuosos con los ecosistemas fluviales y que practican una pesca sostenible. Este es el caso de D. Rafael García Cardo, profesor de la Escuela Regional de Pesca de Castilla-La Mancha y un asiduo colaborador con la Consejería de Medio Ambiente.
Las venas del Parque (Rafael García Cardo, Arquitecto Técnico)

 

http://pagina.jccm.es/medioambiente/publicaciones/revista/macm14.pdf

Rafael, ¿ Porqué León ?
Desde que a mediados de los años 90 mojé mis líneas en aguas leonesas, he intentado volver todos los años.
En mis inicios en la pesca ya estaba presente León, recuerdo las menciones del libro de Louis Carrere, en una reedición que leí a mediados de los 80, además en mi biblioteca guardo un ejemplar del libro: En torno al manuscrito de Astorga y la pesca de la trucha en los río de León de Pariente, que me regalo un guarda forestal, no pescador, pero si montador, en el que se mostraban fotos de las plumas, gallos y moscas ahogadas al estilo de León. Muchos amigos de Cuenca me preguntan: ¿Por qué haces tantos kilómetros para pescar teniendo ríos trucheros a apenas 20 minutos?, y es difícil responder si no se ha estado en ríos como el Esla, Porma, Órbigo,…, con docenas de truchas comiendo moscas en
superficie, con excelentes eclosiones de insectos (aunque cada vez más escasas).
Pero no es solo la pesca: me gusta León por el cambio de paisaje y vegetación, diferente al de la Serranía de Cuenca, esas grandes montañas que nos observan en nuestro devenir por el río, la historia que recorre las orillas, o cruza el río por puentes milenarios; y la comida, es casi imposible encontrar un sitio en León donde se coma mal, igual de difícil es encontrar un pan mediocre; también el paisanaje de las tierras leonesas es peculiar, muy suyos, pero muy cercanos, se agradece cuando se acerca un paisano y empieza a hablar de que cuando él era pequeño sí que había truchas, que aún recuerda aquella que “pesco” menganito con la que dio de comer al pueblo entero durante dos días,…, y los pescadores, solo con saludarlos, o que te saluden ellos, a píe de río se sabe de donde son; como apéndice, me encanta la arquitectura de muchos pueblos, aunque he de decir que hay muchos desacatos, pero casi todas las localidades existe esa casa/s, antigua, con su singularidad arquitectónica, con los cargaderos y jambas labrados en la dura caliza de las montañas aledañas, el adobe de las vegas mezclado con esos cantos rodados que forman gruesos muros, el cuidado orden de los huecos de fachada; como contrapunto la tristeza interior que me produjo Camposillo, que bajo su nombre abriga esas piedras que tanto habría constado extraer, labrar y colocar, y ahora son presas del abandono.
Volviendo a la pesca, a excepción de la zona berciana que conozco poco, he tenido el privilegio de haber pescado una parte de vuestros ríos:
El Tuerto, fue uno de los primeros que pesque en León, allá por los años 96 y 97, siempre he querido volver, pero pilla a desmano de otras zonas, recuerdo su estrechez y su abundancia de truchas aunque de pequeño tamaño.
El Omaña, el cual hace un par de años que no visito, pero me encanta el tramo Omañuela – El Castillo, recuerdo las maravillosas corrientes a la altura de Vegarienza, los pozos del pueblo de El Castillo, y las escondidas pozas del coto de la Omañuela.
El Luna, de este tengo la espina clavada de pescar aguas arriba del embalse del Luna, ya que la única vez que lo he hecho bajada de deshielo; el tramo bajo la presa (el sin muerte) tiene muchas posibilidades pena del escaso caudal “ecológico” que le aportan. Garaño, para mí el mejor coto del Luna, la pena es que hay que pescarlo en su momento; un tramo que me sorprendió hace un par de año es lo libre aguas arriba de Selga, muy bonito río (similar a Garaño), y con mucha trucha pese a la presión que tiene. Rioseco con buenas truchas pero hay que buscarlas, me encantan los prados a pie de rio que tiene este coto. En la transición entre Luna – Orbigo, en Villaroquel se empieza a percibir el maltrato al río, escolleras, dragados,…, pero es lo sorprendente, los ríos se recuperan de las mayores agresiones que les puedas causar, solo necesitan agua y tiempo. Más abajo los EDS, aunque mucha gente no comparta esta opinión, creo que mezclar competición y pesca no es muy recomendable, ya veremos que nos depara al futuro de la pesca esta combinación; aún recuerdo el sin muerte de Carrizo y como se “apoderaron” de él, Santa Marina que siempre lo he pescado como EDS, y tengo gratos recuerdos de sus serenos, siempre que lo pesco releo los capítulos que a este dedica Delibes en Mis Amigas las Truchas, me hubiera gustado vivir esa época. Aunque hace tiempo que no voy, me encantan los serenos aguas arriba de Hospital de Orbigo, aunque hasta septiembre tienes que buscar hueco.

El Duerna, el río de oro, este año he vuelto a sus aguas, pese a que fue en Mayo y se dejaba sentir el deshielo, no había estado en Priaranza y me dio buenas sensaciones aunque trucha pequeña, en el coto de Duerna era una delicia pasear entre sus recién rebrotados alisos y los prados de pasto, ver sus “puertos” como les llamáis en León, y clavar alguna de esas áureas truchas. Esperemos que el incendio de Castrocontrigo no tenga graves consecuencias sobre este pequeño gran río.

El Casares: si hay un río similar (en configuración) a los de Cuenca, ese es el Casares, me encanto cuando lo pesqué a la altura de Cabornera, rio estrecho, con mucha vegetación, donde hay que encajar los lances al milímetro.

Torio: una de mis asignaturas pendientes, únicamente conozco Felmín además de haberlo pescado en mala época, lo marco para la próxima temporada.

Curueño, realmente es mi debilidad, me encanta Tolibia, Valdepiélago tiene unos rincones muy especiales, además este año tuve el placer de coincidir con Julio Llamazares en Nocedo, mientras me cambiaba, y fue todo un placer charlar con él a la orilla del Río del Olvido; Los puentes de Cerulleda con las reminiscencias de Los Brabos de Jesús Fernandez Santos,… Las tablas a las orillas de los pueblos productores de esa joya que es la pluma de sus gallos; no tengo palabras para este pequeño gran río, solo por sentarse a su orilla merece la pena hacer cientos de kilómetros.

Porma, fue mi reencuentro con León a principios de este siglo, después de un par de años de ausencia, Cerezales, los dos Condados, lo libre de Lugán, Remellán, Vegamian,…, que recuerdos, y que buenas truchas.

Esla, tengo debilidad por Quintana de Rueda, pese a lo que ha cambiado desde la primera vez que lo pesqué,…, y las amplias tablas de sus zonas libres, y cotos como Grafedes y Pesquera. Valdoré y Las Salas pensando en lo que fueron,… Cea: otro precioso río, difícil de lanzar como me gustan, al igual que el Casares, parecido a nuestros ríos de Cuenca como el río Cuervo. Pese ha haber estado en cuatro ocasiones por los ríos leones este año y haber pescado: Duerna, Curueño, Esla, Luna y Porma, veo un mantenimiento en las poblaciones piscícolas, con ligeros altibajos en algunos de ellos, es decir hay años que el Porma está mejor que el Esla, o que tal tramo parece haberse recuperado y otro se encuentra peor.
Con la visión que me da la distancia, y el contacto puntual las aguas leonesas, creo que León tiene futuro, pero estamos en un momento crítico para la pesca, ahora hay que tomar grandes decisiones ya que estas pueden que condicionen radicalmente el estado de los ríos en los próximos años, aunque podría listar múltiples problemas, sinceramente el mayor, y el más importante, es cómo ha cambiado el régimen de lluvias en los últimos veinte años; podemos acabar con vertidos, presas, furtivos,… para ello lo más importante es la concienciación de los jóvenes que se acercan a los ríos, y de muchos mayores, y la única manera es que sepan como “funciona” un río, y las consecuencias que la acción humana produce; pero sin agua nada.
Esta temporada, y esperemos que en las venideras, en Castilla-La Mancha se ha tomado la decisión de generalizar la pesca sin muerte en todos los tramos trucheros, permitiendo el uso de todos los cebos artificiales e insectos terrestres y acuáticos en su fase adulta, sobre un solo anzuelo y sin muerte; en Cuenca se opto por dejar algún tramo truchero en el que se permitiera sacar cuatro truchas y utilizar todos los cebos legalmente permitidos. Estas medidas han tenido dos efectos, uno positivo: el aumento del tamaño medio de las truchas que se pescan (esto lo he apreciado al final de la temporada), y un mayor número de ejemplares; y otro negativo: haber “quitado” a pescadores que no conciben ir al río sin que se puedan llevar el cupo o alguna trucha más (alguno me ha comentado que ni siquiera se ha renovado la licencia), y otros pescadores que utilizan técnicas cuyos cebos no están permitidos, dile a una persona que lleva toda la vida pescando con su lombriz, que la deje y coja un equipo de mosca, aunque estos últimos son los menos; personalmente hubiera permitido el uso de todos, o casi todos, los cebos, ya que considero compatible la pesca con muerte con el uso de cualquier técnica de pesca.

No me veo capacitado para valorar las consecuencias que pudiera tener la implantación de una medida similar en León, ya que los ríos y pescadores son muy diferentes, aún así pienso que legislar prohibiendo lo puede hacer cualquier gestor, y vuelvo a repetir que el único futuro que tiene la pesca es la educación y la concienciación.

Pese a todo la próxima temporada volveré a tierras leonesas, aunque depende más de la mujer que del estado de los ríos.

 

Fotografía y redacción Rafael García Cardo

 

 

Gracias Rafa por elegir nuestros ríos y por tu colaboración.
Presentación y dirección, Lachis