Entre 2 Cotos
 
Mis amigos madrileños, Miguel y Pablo, querían pescar un río de montaña,  así que elegí el río Curueño, que como sabéis nace de la unión de dos arroyos, el que baja de Pico Toneo (2094m) y el otro del  Puerto de Vegarada (1560m), aguas puras, bien cumplimentadas de neveros invernales, y que atesoran a esa trucha autóctona con la que los más habilidosos pescadores pueden poner a prueba su ingenio y competitividad.
Sobre la marcha decidimos pescar entre los cotos de Valdepielago y Tolibia, el primero es un coto sin muerte desde hace décadas y el segundo con muerte. Los dos son buenos, pero  es el coto de Tolibia el más solicitado.
A la altura del balneario había un coche aparcado a la orilla del río y es por ello que decidimos subir hasta los Hoces de Valdeteja para comenzar  desde
allí la aventura de la pesca.
Las Hoces de Valdeteja son el resultado de la erosión realizada por el río Curueño sobre las montañas calizas.
 Estas hoces están atravesadas por una calzada romana que comunicaba el Puente Villarente con el puerto de Vegarada; existen numerosos puentes romanos y medievales sobre el río en todo su trayecto. En las Hoces de Valdeteja se encuentra el llamado Puente del Ahorcado. Este puente Romano es la puerta del municipio de Valdelugueros y de la primera Tercia de Arbolio, tiene una sola bóveda de cañón de 14,75 m y una altura de 9,40 m. Su nombre del “Ahorcado o de los Verdugos” hace clara alusión al desempeño de la justicia que los “Jueces”  ejercieron en nombre del Rey durante los siglos del Medioevo.
Allí a la sombra del majestuoso Pico Bodón y rodeados de tanta naturaleza  no sabemos muy bien si ponernos a pescar o a soñar, es tal la unión natural que su fuerza fortalece todo tu ser y ya estas gozando solo con estar.
Empezamos justo dónde el río se encajona…pozos entre rocas… peñascos y saltos que forman corrientes y chorreras. Tramo técnico y trabajoso, pero muy emocionante para pescar. Mientras por encima de los farallones planean aves rapaces, la magia de la pesca ya está en marcha. Lo que al principio son rechazos, tras un cambio de impresiones, pronto se convierten en perfectas picadas y mis amigos empiezan a sacar esas truchas autóctonas con una librea muy peculiar.


Llegamos al final del recorrido, justo a 100 m de donde termina el coto de Tolibia, próximos al pozo de las brujas y la desembocadura del regato Valverde, recogemos las cañas y hacemos memoria de las que pescamos, ellos “rivalizan” de quien pescó más y mejor. Los enganchones, resbalones, pescadas,  escapadas, bajos y moscas hacen de centro de conversación, luego compartimos bocadillo en este paraíso natural, se retan para la próxima y pensamos que no hay nada igual.

 

Aquí os espero compañeros, la próxima más…porque mejor será difícil.