La experiencia me dice que muchas veces el río solo es el reflejo de lo que pasa en la sociedad. He tenido la oportunidad de participar en esta jornada de despedida de la temporada, con limpieza de río incluida.
No participé, al igual que en otras ocasiones, por querer ser ni más ni menos que cualquier otro pescador, ni poder echar algo en cara a otros por no acudir o seguir pescando al lado de donde nosotros estábamos actuando.
 Mi fin es el poder realizar algo que me “gratifique” como persona o pueda contribuir en beneficio de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Y para ello, cosas tan simples, como poder compartir estas “faenas” en el río con mis compañeros y amigos es más que suficiente.
Si además sirviera para concienciar a alguna persona de lo que supone tener un río limpio, estaría doblemente satisfecho.
También pienso que esto podría servir para “mentalizar” y evitar que al igual que no se debe tirar “todo lo imaginable” a sus aguas, tampoco se debería tirar en cualquier lado; como en el circuito sensorial, en la puerta del colegio allí presente y en el parque en el que pueden jugar nuestros hijos pequeños o en los bancos del paseo que utilizan nuestros mayores.
No me gustaría tampoco que mis vecinos de río arriba contaminaran el agua con metales pesados, restos diversos o aguas fecales…la mierda que algunos se creen que “desaparece” milagrosamente al arrojarla a las aguas (desde un puente alto a ser posible), lo único que hacen es trasladar y aumentar el problema aguas abajo. Algunas personas tienen la “temeraria costumbre” de regar sus huertos con esas aguas, por ejemplo, o bañarse en el río en el verano…si yo lo hiciera (que lo suelo hacer) exigiría un mínimo de garantías a esas aguas de todos.

 

De temas relacionados con nuestra afición casi prefiero ni mencionarlo, pero como dice un buen amigo, sin río no hay nada…ni a los peces les gusta vivir en esas condiciones.
Luego se le podrá intentar buscar tres pies al gato, o a las truchas, en forma de “peces voladores”, cubas, cormoranes, vecinos de otras provincias, etc, etc, etc…pero el verdadero problema igual está más cerca de nosotros que del vecino, por mucho que nos empeñemos en echar balones fuera.
El Chispazo, por Javier Reyero de Prado.