Desde Malpica a Corrubedo.
Desde Malpica a Corrubedo pasando por Finisterre. La aventura comenzó en Malpica, a la vista de las Sisargas, acompañados por el mar, el viento, islas y misterios nos aventuramos a jornadas interminables de pesca y disfrute de la inmensidad de este entorno natural, sin prisas, sintiendo, soñando…viviendo.
«Nun entrar do home na paisaxe e da paisaxe no home creouse a vida eterna de Galiza» 
Castelao
Pescar en playas, acantilados, muelles y embarcaciones era la propuesta y a fe que lo hicimos. El “equipo familiar” formado por; Vanessa, Pablo, Rodri, Fernando y el que suscribe funcionó.
 Bravo compañeros.
Aunque los Romanos lo consideraron como el fin del Mundo, a mi me parece el principio…el hombre y el mar, las olas y las rocas, el fuego y la lluvia.
Océano indomable, paisajes agrestes, naufragios y tragedias, mitos y leyendas.

Esto es A Costa da Morte. Malpica, Punta Roncudo, Laxe, Camariñas, Muxia, Touriñan, Finisterre, Carnota, Muros y Noia entre otros lugares tan o más pintorescos conforman este paraíso.

El percebe está presente en la mayor parte de esta costa de Galicia, en las grietas de las grandes rocas batidas por el bravo mar. El percebe de Cabo Roncudo, en Corme, es el más codiciado.
La pesca en kayak al curricán conformo una aventura muy especial, ahí solo, enfrentado a las inclemencias y al mar, te sientes, al principio, desproveído, como si solo la pala te amparase. Luego te centras y vives esta pesca como una experiencia única. Lubinas, xardas y abadejos fueron nuestros objetivos, los Vinilos y las rapalas nuestros señuelos preferidos. Objetivo cumplido.
Vivimos playas solitarias donde las bajadas de marea dejaban un arenal de oro húmedo y brillantes anacarados. Escudriñamos el horizonte, observamos delfines más allá del oleaje y veleros que se perdían en la inmensidad Atlántica.


Disfrutamos del mar.
Visitamos puertos, muelles y lonjas. Asistimos a regresos de barcos, lanchas y pescadores.

Observamos su duro trabajo. Vivimos su ambiente marinero.

 
 
En la pesca submarina la belleza del fondo del mar es deslumbrante.
Nos ensimismamos contemplándolo y nos olvidamos de todo lo demás, te sientes observado por mil seres marinos y el silencio es tal que oyes los latidos de tu corazón.
Descubrir las riquezas de este mar es algo que jamás vas a olvidar, como bancos de peces, en diferentes tamaños y formas, que huyen y vuelven desconfiados, algas de todos los colores, rocas y cuevas llenas de conchas, erizos y seres que nunca antes has visto.
 Nos disponemos a pescar.  Pablo, en su segundo año de buceo, se comportó como un verdadero lobo de mar. Pintos, maragotas y sargos fueron nuestros peces preferidos.





A Fernando el traje ya le queda chico…hay que comer menos …cuñaooo.

Luego estas aventuras dan para mucho en las tertulias nocturnas…recuerdas aquellos erizos violetas y el pulpo que cambió de color al sentirnos. Si,si… y la lubina que salió como un rayo por entre las algas…uf, que maravilla.

Visitamos a las rederas que bajo una lluvia menuda reparaban las redes y aparejos de pesca de una forma artesanal. Rederas con acreditación profesional y reconocimiento oficial de su experiencia laboral en la reparación de redes de artes menores, cerco, palangre y arrastre.

Tanto y tanto pescamos que al final tuvimos una “entrevista” con la Guardia Civil del Mar. Todo en regla…licencias, títulos  permisos y cupos…sin novedad.
Suerte amigos.

Pescar, pescar y volver a pescar. Pescamos desde los muelles, en la costa, desde embarcaciones y a la submarina, pescamos de día y al anochecer, mañanas y tardes enteras.

Pescamos; xardas, jureles, calamares, lubinas, sargos, fanegas, agujas, pulpos, pintos, maragotas y abadejos.

Pescamos por toda la costa, disfrutamos de olas y acantilados.

 
Vivimos el mar de Galicia, que es mucho mar.
Gracias Galicia por todo.