Si tuviera que escoger entre todos los sonidos escogería el del río.

Los ríos son vida. Sus incesantes corrientes jamás descansan, nunca se paran, siguen y siguen con su eterna canción que nos trasmite realidad y sosiego. Activa la capacidad natural de relajarse y hace de terapia para la expansión de la consciencia.

El sonido del agua entre las piedras dice mucho del río, cuando embocas el sendero y te acercas a la ribera escuchas como un rumor lejano que al aproximarte se convierte en un estruendo maravilloso de agua brava y caudalosa. El rumor crece al salvar desniveles y obstáculos cantándonos siempre una bella canción. Ese continuo murmullo se convierte en música gracias al poder natural que genera la corriente del agua. Cierro los ojos y los pensamientos arrumban río abajo, disfruto relajado de la música y el frescor.  El arrullo del arroyo me calma la ansiedad y recupero la calma… luego ya puedo empezar a pescar.