BERNESGA REDIVIVO Y GRAVERAS
Puente de Palanquinos. Río Esla. Villarroañe. 
Hasta prácticamente ayer, dos clases y colores de agua: orilla izquierda transparente y orilla derecha opaca, saturada de detritus orgánicos, químicos y minerales. Origen en León. Hacia abajo se mezclaban ambas dándole un tono canoso sucio, que ya no le abandonaba durante mucho tiempo y kilómetros, prácticamente hasta su desembocadura en el pantano, provincia ya de Zamora. Años y años de contaminación sin límites, que afectaban a una fauna no apta para el consumo, por el peligro de envenenamiento, intoxicación o repugnancia crónica.
Hacia arriba la confluencia con el Bernesga, otra causante de todo el desastre, cloaca inmunda, casi siempre reguero o riachuelo de fango, donde todo conato de vida hubiera sido milagroso. Trampa mortal para todas las especies que se aventuraban por sus abundantes aguas de primavera y no conseguían subir por encima de los diques de la ciudad de León, pues habían firmado su acta de defunción. En verano, el agua (digamos) que se deslizaba como lava volcánica por el trayecto León -Palanquinos (Vilecha, Grulleros, Torneros, Vega de Infanzones, Sta. Olaja, Castrillo, Alija, Marialba, Villarroañe) despedía un nauseabundo olor a tufo putrefacto, que impregnaba la atmósfera de estos pueblos, siendo todos sus acuíferos totalmente insalubres. Los productos hortícolas regados por esta agua eran vendidos en los mercados como procedentes de otras zonas, falseando su origen.
Hasta aquí el desagradable recuerdo de lo que fue hasta ahora este tramo del maltrecho Bernesga, donde toda iniquidad contra el medio ambiente tuvo su asiento.
Después de varias décadas  vertiendo lágrimas de cocodrilo por una depuradora decente, adecuada para limpiar toda nuestra porquería, parece que la Divina Providencia y Europa nos han provisto de los miles de millones necesarios para tal fin. ¡Bravo! Ahora sólo necesitamos una o dos riadas de primavera que se lleven el fango y remuevan el grijo. Después algunas cuadrillas de voluntarios o de contratados para retirar de las orillas y de las ramas de los árboles o salgueras todas las bolsas de plástico, latas, botellas, ruedas, zapatos,, lavadoras, etc. etc. que las adornan y, para rematar, la mayor asignatura pendiente: las graveras y las obras.
Ahora que no envenenamos tanto el río, sólo nos falta dejar de revolverlo y embarrarlo. Todavía da pena observar que el agua que lame transparente las pilastras del puente de Villarroañe, cuando llega al de Valencia de Don Juan lo hace opaca, revuelta y embarrada. ¿Cómo es posible que estando ya en funcionamiento las depuradoras de las poblaciones e industrias de su recorrido no se aclare por completo, sino todo lo contrario? ¿O es que las graveras (5 ó 6 en el Bernesga además de las del Esla de Palanquinos a Benavente) no tienen obligaciones y pueden estropear sus cauces y revolver y enturbiar sus aguas hasta el extremo de ir progresivamente cegando todo el lecho del río, con la lechada de arenilla y fango que despiden y que va depositándose sobre él, anulando de esta forma la posibilidad de que las larvas de insectos acuáticos puedan desarrollarse y vivir, ya que son el primer eslabón de la cadena alimentaria de todas las especies de peces, anfibios, etc.? ¿Es que poseen quizá autorización para no filtrar el agua de sus excavaciones o lavados?
1.999 será, no obstante, un año de transición con interminables obras para remodelación de cauces y orillas, con parques, playas fluviales, embalses, paseos, etc. etc., que serán una monada para los humanos, no sé si para los peces.
El milagro de los peces se producirá sin dilación. En cuanto las aguas se normalicen comenzará el ascenso de toda clase de ciprínidos especialmente, además de otras familias de habitantes acuáticos, incluidas las truchas de las zonas bajas del Esla. Llegarán todos desde este río buscando los afluentes con suficiente caudal y agua limpia, por donde ascenderán sin miedo los cardúmenes de bogas, barbos, bermejuelas, cachos y gobios. Volverán a subir por un Bernesga limpio, sin muchos obstáculos, con larvas de pérlidos y efémeras en franca recuperación, hasta los frezaderos habituales de sus antecesores en generaciones casi olvidadas, o en individuos suicidas que atravesaban en primavera todo el conglomerado de aguas pestilentes para llegar a ellos. En el camino quedaban, al descender el caudal, ahogándose entre los venenos y sin oxígeno, todos los que no habían logrado sobrepasar a tiempo la línea límite de León o bien derivado hacia el Torío.
En adelante, los peces que lo remonten podrán describir a sus descendientes la estructura de los pueblos o ciudades que visitaron de paso; el número de puentes bajo cuyas pilastras descansaron; los puertos o muros donde es casi imposible proseguir por no tener escala para peces y que sólo remontarán los mas arriesgados, el lugar exacto donde antes terminaba el mayor suplicio y comenzaban a verse el cielo y las márgenes, allí donde unos grandes colectores provenientes de León y Antibióticos vertieron durante décadas toda su producción de aromas al Bernesga.
Aguas arriba de León adivino que este despreciado líquido lamerá cariñosa y abundantemente todas las márgenes, desde el renovado embalse de Casares, a través de Pola, La Robla, Cuadros, Lorenzana, Carbajal, etc., siendo ya cristal puro y oxigenado hasta arribar a BERNESGALANDIA, para disfrute de propios y extraños y lavado de urnas electorales.
Entonces, y sólo entonces, podremos presumir gritando a pleno pulmón: ¡¡VIVA BERNESGA VIVO!!

 

Por : Ordoño Llamas Gil

08-03-1999