Anfitriones perfectos.

Anfitriones perfectos.

 

Creo que la mayoría de la destreza y el conocimiento en la pesca se adquiere por la acumulación de experiencias.

Pescar con entendidos dispuestos a compartir sus conocimientos hace crecer la amistad y la motivación para seguir aprendiendo.

 

 

 

A la llamada de JNieto y Chaqui nos lanzamos a la aventura de la pesca de la trucha en el afamado río Tormes. Zona lejana para unos de León que estamos acostumbrados a tener los ríos a tiro de piedra. Javi, prudente al volante, hizo el viaje ameno y confortable.

 

 

 

Lo primero echar un vistazo al río y luego ya nos dirigimos al lugar de la cita, “Casa Virgilio”. Después de la alegría del encuentro y los abrazos pertinentes nos pusimos a degustar esos productos de la tierra donde no faltaron los “ibéricos”, acompañados de un buen caldo tinto, los postres y el chupito de orujo.

 

 

La tertulia era tan agradable que no nos acordamos de que las truchas nos estaban esperando, pero alguien grito “se están cebando” …y partimos para el río entre bromas y risas.

El Tormes no es un río fácil, ancho, caudaloso y lleno de oucas (Ranunculus aquatilis), no te permite muchos lujos, pero con las indicaciones de nuestros “guías” pronto empezamos a tener resultados. Nos dividimos por parejas y comenzamos una jornada intensa con incontables cebadas, muchas subidas, algunas falladas y otras pescadas, pero como suele pasar en estos casos la más grande, portentosa y bella, se me fue justo al embocarla en la sacadera, pero “no te preocupes princesa que se donde habitas”.

 

Como pescador, soy afortunado de vivir estas experiencias al lado de compañeros que me ponen todo su conocimiento al alcance de la mano y como persona soy feliz de tener su amistad.

Los anfitriones de sobresaliente en una jornada perfecta, gracias amigos.