Puente del Millar (río Bernesga )
No era el puente de Tower Bridge, ni como el de Rande, ni tampoco se parecía al de Ronda. No tenia arcos romanos ni tirantes que le suspendieran…era un simple puente, pero un puente que permitía cruzar el río como los demás, un paso sobre el río Bernesga que unía el barrio del Millar con Nocedo de Gordón. Era un puente muy usado por vecinos, pescadores, cazadores y senderistas. Fue un puente que durante 50 años conformó una vía pecuaria muy arraigada y usada por las gentes del lugar y hace cuatro años que la C.H.D llegó con las maquinas y lo finiquito, apoyándose en el peligro potencial del mismo.
Cierto es que presentaba un estado ruinoso a consecuencia del último deshielo que provocó una gran riada y arrastre de troncos  que actuaron de metralla, pero siempre se pudo reparar o buscar alternativas.
El ayuntamiento había prometido construir una pasarela peatonal acorde con el paisaje, siempre y cuando la Confederación concediera los permisos, pero los vecinos exigían un paso por el que poder transitar con sus vehículos y ganado como siempre. Al otro lado del río tienen fincas, hay una fuente y una ruta de senderismo, además de ser paso para los pescadores que sino están obligados a pasar por el puente de la vía con el peligro correspondiente. A la Junta Vecinal de Nocedo le gustó esta idea municipal y entendió que sería suficiente con la construcción de una pasarela peatonal.
El puente ya es historia, pero todos los que lo conocíamos  lo recordamos y añoramos sus prestaciones, pescar esta zona ya no es lo mismo tras la demolición. De todo esto hace ahora ya cuatro años y entre que la C.H.D. no colabora y el ayuntamiento no puede toca esperar o desesperar.
“Prometer hasta meter y una vez metido, nada de lo prometido”. O parafraseando a Quevedo, “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”.
No corren buenos tiempos para la lírica, lo sabemos, pero también sabíamos que esta promesa no era un contrato, ni siquiera creíble. Esperamos un tiempo prudencial para pronunciarnos sin lugar a equivoco y es ahora que nuestras sospechas se han hecho realidad, es lo que hay o mejor dicho lo que no hay…ni puente ni pasarela.  
En mi memoria vive tu recuerdo… al cruzarte, desde tu atalaya mis miradas furtivas descubrían esos peces repintados de reflejos de agua que rompían contra la pilastra, luego pescaba, te volvía a cruzar y en la fuente me refrescaba. Por encima, en la verde ladera de la montaña, un setal siempre verdeaba, escogía, cortaba y seguía mi jornada.
Ahora no estas, no se si hay fuente ni setal, solo enfrente la montaña y no puedo cruzar. Triste destino el del Puente del Millar.