Pescando a la leonesa.
Solo quiero pescar, olvidarme de quehaceres y seres. Caminar senderos, vadear ríos y arroyos, ver rebrillar el sol en los mil espejos que la libertad del agua me regala. Solo quiero pescar, con la música del viento, el silencio de una mariposa y el frescor de la ribera. Solo quiero pescar, para sentir la libertad del río, de los peces y la brisa.
Hacía tiempo que no pescaba el río Curueño por debajo de La Vecilla, a la altura del camping, así que decide no postergarlo más y me puse en marcha. La mañana fresca y nublada me transmitía buenas sensaciones. Empecé bien, pronto tuve recompensa, una buena trucha me entró al rastro y tras el trastéalo correspondiente entró en la sacadera. Un pescador llegó a mi altura y se paró a charlar. Había pescado a cucharilla y ya se retiraba, me comentó que llevaba unos días pescando muy bien por esa zona y que temprano no había competencia. Se despidió deseándome suerte.
Aquí el río Curueño deja de estar encajonado, viaja entre prados más tranquilo y menos cantarín, pero su cauce sigue siendo pedregoso y de difícil vadeo. Hay eclosión, veo pardones y otras efémeras más pequeñas que no llego a distinguir, en superficie no hay cebadas pero a las ahogadas entran bien. Un indio acerado con brinca burdeos y un pardo tostado son sus preferidos, da gusto tener estos ratos de disfrute, no son truchas XXL, pero salvo excepciones dan bien de la talla. A las 16,30 dejaron de comer y fue entonces que se me acordó el bocata.
Como dije, hacía mucho tiempo que no pescaba esta zona y me he quedado gratamente sorprendido de la cantidad de truchas que tiene, que bien…repetiremos.
Como dije, hacía mucho tiempo que no pescaba esta zona y me he quedado gratamente sorprendido de la cantidad de truchas que tiene, que bien…repetiremos.
Quien no conoce el río…..que lea estas palabras tan bellas, poesía pura, se sentirá atraido por ese placer por las sensaciones que produce.
El largo tiempo de espera, ante las inclemencias, por fin nos deja probar otra vez…. con que ganas volvimos a contemplar sus márgenes, los paisajes que le rodean y probamos para ver a nuestras amigas…..ellas tenían tambien ganas de jugar en esas aguas que se iban normalizando, estaban activas han pasado refugiadas en su casita sin casi moverse y buscan su comida de un lado a otro……y encuentra el experto pescador la mosca ideal para ofrecérsela……irresistible la toma, a tenido suerte por esta vez y vuelve al agua, recobra la libertad y piensa que debe ser mas cauta, no siempre es igual.
Marcha el pescador satisfecho, obtuvo sus regalos del río, y en su mente ya vá relatando este hermoso día, encontrando las bonitas palabras que hemos leído y que se merecían estos ideales momentos pasados….
Gracias amigo Venancio por tu aportación siempre generosa y sabia.
Un abrazo.
Como se disfruta practicando esta pesca tan tradicional, tan válida y respetuosa como las demás. Los ríos van teniendo los cauces más normalizados, las truchas posicionándose ya en sus cazaderos naturales y no averadas por las márgenes protegiéndose de las fuertes corrientes. Yo el sábado tengo el coto del Río San Isidro, en Aller, creo que me habías comentado una vez que lo conocías, me comentaron que baja muy bien ahora mismo. A ver como se comportan nuestras amigas. Un abrazo amigo mío.
Suerte en el Aller, tiene buenas truchas, su cauce siempre me resulto muy resbaladizo…precaución.
Un abrazo.