Un   Legado   Histórico.

Por : Venancio Álvarez López

 

Veo las moscas de mis cajas y me quedo pensativo, tienen muchos años, muchos, y siguen pescando. Sí, siguen pescando, sin hacerlas variaciones dignas de mención y con materiales conocidos. Las confeccionaron, sin apenas medios, hace más de 400 años y siguen pescando.

 

 

 

 

¿Qué razón poderosa puede existir para que después de 400 años no sean olvidadas y arrinconadas? Creo que todo se basa en el conocimiento natural, de tal manera que con el paso de los años han obtenido numerosísimos seguidores incondicionales.
Fueron descubiertas por pescadores que, sin muchos medios, observaron el río y registraron las eclosiones de insectos que llegado ese momento daban vida al río.

 

Qué difícil debía de ser copiar aquello que estaba oculto, bajo las aguas o en sus vuelos después de emerger. Eran pescadores, no eran biólogos para fijarse en tanto detalle, pero lo consiguieron. Con poca materia prima, emplearon lo que tenían en su vida diaria; lino, el cáñamo, o crines de animales tratados con tintes inventados de plantas o hechos de materiales molidos. Las plumas de los gallos, que tenían tan presentes, parecían estar hechas para imitar las alas de esos insectos.

 

 

Territorio Pesca

Consiguieron el milagro de engañar con sus moscas a las truchas recelosas, habían descubierto aquel misterio oculto entre algas y piedras y tomaron nota en apuntes que nos legaron.

Pienso en las dificultades, en las horas de observación que pescadores sin apenas cultura para saber leer o escribir vieron sus particularidades y un escribano copió todo lo que un pescador deseaba compartir y lo resalto .

 

 

 

Y fue así como llegó un día a nosotros, pescadores que teníamos toda clase de materiales para su confección, seguimos sus pasos y fue el comienzo de la verdadera Pesca a Mosca, basada en el respeto al pez sobre todo, pues se le engañaba con un insecto artificial.
Así seguimos trotando las márgenes de los ríos intentando descubrir, al igual que aquellos pioneros, todo los secretos de los ríos, pero parecía estar todo dicho y escrito y pensando, hasta que a alguien se le ocurrió imitarlos con pesos de materiales metálicos y hilos de colorines. No hacían falta las plumas, pero flaco favor se le hizo a los ríos con este descubrimiento y menos a las truchas que al fondear y rastrear los fondos en las horas que no había emergencias, tomaban el engaño sin fijarse mucho en la apariencia que no le hacía desconfiar de aquel “invento”.

 

Así habían comenzado algunos cambios de la práctica de este deporte…cambiamos la pesca con vara de los ríos o de cañas del país, cambiamos el sedal de trenzados de hilos y crines por nylon y cañas de fibras de vidrio o carbono y llego el bote, después el carrete y todo aquello facilitaba la pesca a los pescadores.

 

 

 

Todo era más fácil, se notaba que las truchas mermaban en nuestros ríos, pero de ellas nadie se acordaba, mejor dicho, les pusieron inconvenientes que dificultaban su circulación libremente por los cauces, grandes saltos sin escalas, centrales eléctricas que no mantenían el caudal estable, largas escolleras que cambiaron los ríos por canales donde el agua bajaba a velocidad endiablada y desaparecía la casa donde se cobijaba al quitar los gaviones y los puertos de palos.

 

 

 

 

 

Escaseaban las raseras, los grijos desaparecían y con ello su comida compuesta de invertebrados y ahora qué; ahora vemos que a través de los años y de una pesca mal legislada terminamos con los Paraísos que teníamos, ríos de ensueño, Omaña, Órbigo, Esla Porma, Curueño, Torío…ya no sois lo que fuisteis, aquellos famosos ríos trucheros conocidos en todo el Mundo.

 

 

 

Luego siguieron con Leyes que modificaban textos de protección de la especie, creando los AREC-BULAS que autorizaban a seguir matando. Dicen que sobran donde se han implantado y entonces en vez de cero matamos cuatro.
Hace falta cambiar, proteger la especie y sin duda ninguna practicar una pesca sostenible SIN MUERTE TOTAL.

 

 

Redacción .- Venancio Álvarez López.